Ya no basta con tener un par de frases hechas, "¡qué buen cuerpo tiene este Malbec!" o "es muy frutal este Cabernet", la vara está cada vez más alta. Dentro de poco, además de poder distinguir entre un Malbec y un Cabernet a 100 mts de distancia, habrá que tener muchos más conocimientos para "pertenecer" y no quedar como un ignorante socialmente.
Los que ya llegamos tarde a esta moda, no podemos hacer mucho más que rogar tener buena señal de wi-fi para, en una reunión social, zafar con la data que nos tire la web. Pero, todavía estamos a tiempo de preparar a nuestros niños para el futuro.
Una alternativa es enseñárles a "catar" la chocolatada, así escucharemos análisis del tipo: "Papá, este Nesquik está revuelto como el culo" o "a esta choco le falta una cucharadita de cacao, estás medio pijotero, viejo".
También es importante que vayan adquiriendo el concepto de maridaje. Nunca mezclar un chicle de menta con jugo de naranja o un caramelo masticable con agua de la canilla.
Quizás, una buena prueba de fuego, es llevar a la criatura a un bar y hacerlo degustar los distintos chicles que están pegados debajo de las mesas, si el pibe logra distinguir los sabores y el tiempo aproximado en que fueron consumidos, estamos ante un futuro sommelier.
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