Los argentinos solemos sentirnos triunfadores, tenemos la falsa creencia que el mundo muere por nuestras originales creaciones y costumbres, pero, la verdad sea dicha, solo hemos podido aportar un puñadito de cosas al resto del planeta. La birome, el tango, el colectivo, las huellas digitales... y pará de contar.
El rito del mate, por ejemplo es una de esas pasiones criollas que no logró penetrar en los grandes mercados. Se han realizado diversos intentos, todos con resultados adversos. Hace poco una prueba piloto se realizó en Italia, organizada por Cancillería, haciendo testear a un puñado de posibles "materos" italianos, de diferentes estratos sociales y edades, nuestra yerba, y los resultados fueron catastróficos. De aquel estudio, hemos podido extraer algunas objeciones, comentarios terminantes de ususarios sobre nuestro producto emblema.
-"Chupetear todos la misma bombilla sin lavarla es de país subdesarrollado. Antes de posar mis labios sobre esa pajita metálica exijo un certificado médico, y buco-dental, a todos los que pasaron antes... y ni así."
- "Estar acarreando, un paquete con yerba, el mate, la bombilla y el termo es muy poco práctico... falta llevar una hornalla y estamos listos."
- "Por más que le ponga azúcar es amargo, prefiero lambetear estampillas".
-"Para estar un rato paveando, en vez de tragar ese brebaje prefiero chatear..."
-"Es más o menos como tomár té, sin azúcar, pero un poco más burocrático".
-"No me dan ganas de visitar Argentina... yo me pregunto ¿si no lavan la bombilla se bañarán en ese lugar?"
Según explica Fulgencio Aguirre Diez, sommelier de mate recibido en la Escuela Gastronómica de Niembro y Araujo, el problema radica, principalmente, en el maridaje con que se realizan las catas en el exterior. "Si no se llevan bizcochitos de grasa, el mate es intomable. Imaginese que en Italia lo ingieren junto a la pastasciutta, ¡una barbaridad!". "En Estados Unidos el intento de inserción matera en el mercado fracaso por las porciones que acostumbran beber los americanos. Todo allá es extra grande. Cuando caímos con nuestro recipiente de calabaza, pensaron que era una estafa más de los argentinos, una muestra gratis. Creamos, especialmente para ellos, un mate XL, pero no llegaban a terminar la primera ronda que salían disparados a evacuar... ".
Resignación por un lado, sed de revancha por otro. Lo cierto es que las empresas no saben si seguir insistiendo o darse por vencidos. Joe Rantick, consultor americano para una productora de yerba mate argentina, estudió el producto y sugiere intentarlo nuevamente, pero variando sustancialmente. "El resto del mundo desarrollado, para qué mentirnos, cree que el ritual del mate como forma de sociabilizar resulta algo primitivo, lo comparan con una ronda de monos despiojándose, con la salvedad que lo de los primates es más higiénico. Por consiguiente hay que vender el producto para su otro uso principal: simular pasto en los collage, maquetas y dibujos de los niños, sería un éxito."
Blogger Comment
Facebook Comment