Fue un partido sin equivalencias, como el peso con el euro. ¿O acaso un Messi vale 4,76 Jun Sun Parks? El match fue desparejo, sobretodo el césped, que parecìa cortado con los dientes. Los coreanos pueden estar felices de una cosa, hay alguien que se apiadó de ellos: Demichelis. Un caballero, cedió el gol del descuento.
Argentina, por su parte, fue un equipo vertical, con algunas vueltas carnero interesantes, un fli-fla y un rondó, para destacar. Con un esquema tradicional, 4-3-3, como nos gusta a los argentinos: patriota, familiar, a punto y con chimichurri. Bien plantado Demichelis, tan bien que echó raices y ni se movió. Messi, indomable, sigue creciendo como jugador y como hombre, cambió el look de adolescente encaprichado por una barbita púber que le confiere un aspecto más desalineado y varonil. Higuain fue otro punto alto del equipo, encontró la fórmula del gol, ahora, para seguir evolucionando, buscará la fórmula de la felicidad y la de Coca Cola.
Tevez y Dimarìa, otros que anduvieron como piña, merecen un pàrrafo aparte. Cumplido.
Al Kun Agüero, le tocó bailar con la más fea (no me refiero a Giannina). Ser el yerno del DT puede generar malestares e incomodidades en el grupo. El ratito que entró la rompió, y como Jonás, casi rompe también la camiseta, dos talles más chica.
En definitiva, se jugó lindo y, cumpliendo con mi pronóstico, ... ojo con las heladeras de los supermercaditos chinos... los coreanos son rencorosos.
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