Las posturas son claras y casi no hay término medio, se ama o se odia este período de fiestas, balances y excesos. Las más renombradas escuelas, universidades y asociaciones filosóficas bajo el lema "Diciembre, la batalla final" convocaron a una jornada de debate y reflexión. "El nombre de la convocatoria quizás suene algo comercial, poco serio y altisonante, pero es la única manera que teníamos de conseguir un par de sponsors. Al menos que nos cubran las masitas secas y el café", se excusó uno de los organizadores ante las quejas recibidas, de prestigiosos pensadores, por la poca formalidad.
Para dicho encuentro, y siguiendo con la postura un poco comercial y de tinte hollywodiano para los títulos se anunciaban los siguientes taleres y jornadas:
-Investigación y Reflexión: ¿El turrón duro en la "mesa dulce" está fogoneado por los inescrupulosos dentistas? ¿Acaso los oftalmólogos están detrás de la falta de una campaña seria para usar "antiparras protectoras" para descorchar la sidra?
-Debate Ecológico: Los fuegos artificiales, ¿no deberían ser un poco más naturales?
-Jornada Interdisciplinaria: Los traumas de ver emborracharse, pelearse y hacer papelones a los familiares, ¿se curan con terapia?
-Usos y costumbres: ¿los regalos se abren antes o después de las 12?
Si bien la temática parecía sumamente ineteresante, el simposio no llegó a realizarse. Fue imposible coordinar la agenda de los expositores, invitados y asistentes. El que no tenía un asado familiar, tenía un acto del colegio de sus hijos o una fiesta empresaria. Una lástima.Seguiremos vivnedo en la eterna duda: Diciembre, ¿es un mes bueno o malo?
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